viernes, 27 de febrero de 2009

20090218

VEJEZ

El anciano tenía delante el pastel
con tantas velas encendidas
como abiertas las heridas
que proporciona su vejez.

Quiso soplar muy fuerte
deseando en ese instante
que se fuera todo el mundo
con la fiesta a otra parte.

Y los invitados aplaudían el ritual
deseando tener la experiencia vital
del caduco homenajeado... Sí.
¡Pero jamás tener su edad!

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