lunes, 23 de abril de 2012

CAOS


La mariposa que aletea entre el paisaje
abundante de occidente
produce tempestades
en vete a saber qué lugares
de alejados continentes.

Y la mariposa de inocente revoloteo
pasa la tarde radiante
ignorante de su revuelo
mientras los desvalidos
de allende los mares
suplican a la Madre naturaleza
que fulmine tempestades,
que corrija el desatino.

Como si no hubiera en el mundo cosa
más natural que el vuelo una mariposa.

Y ante el fatal destino
oran los abandonados
sin que el Padre misericordioso
jugando a los dados
atienda su cometido.

Entonces, un hombre cobarde
valiente en su desespero
decide matar la mariposa de inocente revoloteo
- que pasa la tarde radiante
ignorante de su revuelo -
y recorre el medio mundo
que separa el abismo del cielo
ansiando el caos
para empezar un orden nuevo.

Un anciano sabio
que observa tal desafuero
desde su blanco mirador
advierte al joven salvador
que matar mariposas
no elimina tempestades
que más natural sería
- aunque suene a utopía -
luchar contra las deidades
para cambiar la realidad.

Como si no hubiera en el mundo cosa
más natural que el vuelo de una mariposa.

Mientras tanto
el Padre todopoderoso
y la Madre naturaleza
sin reparar los daños causados
- por omisión o por pereza -
dejan a su albedrío
a la mariposa de inocente revoloteo
que pasa la tarde radiante
ignorante de su revuelo,
al sosegado abuelo
en su juiciosa abstracción
y al intrépido jovenzuelo
debilitado por luchar sólo
en su caótica misión.