FUNERAL
Fui plañidera en mi propio funeral.
Lloraba mis penas
con mueca de pesar
pues debía disimular
una sonrisa furtiva
que no podía controlar.
Mas reconozco que dolía,
en esta absurda situación
de agria guasa y dulce ironía,
comprobar en primera persona
tanta muestra de hipocresía.
viernes, 24 de julio de 2009
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