viernes, 27 de febrero de 2009

20090210

ALIVIO

“Dios aprieta pero no ahoga”,
dijo el inventor del garrote vil
antes de engullir por su gaznate
un vaso de tinto joven.

Y razón tenía en su caso,
pues se sintió muy aliviado
cuando al llegar a casa –por fin-
la piedra del zapato se hubo quitado.

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