COMBATE
Como cada noche
por televisión ofrecían la velada.
El público
-que no se hallaba en la grada
en contra de lo acostumbrado-
el ring ocupaba.
Esperanza versus desencanto
era el diario enfrentamiento
en que los púgiles variaban
constantemente su condición
de aspirante o campeón
según aquella mañana despertaban.
Todos pelean contra uno mismo
son su único, temible rival.
Y es que este combate
permanente y existencial
es como la vida misma;
un continuo disparate.
viernes, 13 de noviembre de 2009
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