miércoles, 30 de septiembre de 2009

20090927

TEATRO

Tres manzanas más abajo del coliseo
aún se escuchaban los abucheos.
Era tan sublime la función
-arte y sentimiento-
que no mereció su interrupción.
¡Pero el patio de butacas enloqueció!
Amenazó con pataleo y agresión
al energúmeno a quien sonó
el móvil en el segundo acto
de la interpretación.

Cuatro manzanas más abajo del coliseo
todavía no me creo
que por la culpa de un celular
cuatro fanáticos de Molière
me hayan querido matar.

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